El presidente de los Operadores de Turismo Industrial afirma que las Cuencas necesitan más promoción y buscar nuevas vías de negocio

Las Cuencas son un destino “trendy”. El patrimonio industrial “está de moda”, afirman los expertos, y no será una tendencia pasajera sólo apta para “hipsters”. “Los turistas ya no quieren ser turistas, quieren conocer un destino, vivir con los locales. Porque es así como realmente conoces un lugar”, afirma el Presidente de la Asociación de Operadores de Turismo Industrial (AOTI), Josep María Pey. La comarca del Nalón tiene una buena oferta, pero aún tiene que mejorar el aprovechamiento de sus recursos con más promoción y buscando nuevos mercados. “El ‘tirón’ del turismo patrimonial tiene que beneficiar a todos; vecinos, hosteleros, empresas y visitantes”, dice Pey, uno de los expertos que han analizado el futuro del turismo ligado al patrimonio en la II Feria de Turismo Minero e Industrial.

Si algo tienen las Cuencas a favor es que el nombre de Asturias suena a mina. Según Pey, “cuando piensas en Asturias te vienen sus tres colores a la cabeza; el verde, el azul y el negro”. Eso es, a su juicio, “una ventaja grandísima para la puesta en marchad de empresas y actividades que promocionen el turismo patrimonial”. Un turismo, añadió, que “tiene la ventaja de no ser estacional y de interesar a un público de un amplio abanico demográfico”.

Apto para todos los públicos. Un buen ejemplo de la variedad en la oferta, señaló Pey, está en la comarca del Nalón: “El Pozo Sotón ofrece una experiencia única, de aventura, turismo activo. Visitar una mina, picar carbón, es una oferta muy llamativa para un público joven”, afirmó. A seis kilómetros de distancia, el Museo de la Minería y la Industria propone “una experiencia más tranquila, para toda la familia”.

Y queda mercado sin explotar. Como por ejemplo, ofertar los lugares turísticos ligados al patrimonio como destino para los viajes de estudios. “No me refiero a los escolares, a niños, sino a jóvenes que puedan aprovechar la experiencia para mejorar su formación curricular”, explicó Pey. La visita para los escolares de la zona, añadió, “tiene que ser obligatoria para conozcan sus raíces”.

Historias que aún pueden ser narradas. Ese es otro rasgo diferenciador del turismo patrimonial: “Puedes ir a unas termas y un señor vestido de romano te explicará muy bien lo que eran esas termas. Pero no es un legionario”. Los mineros guías en El Sotón sí son mineros: “Hay que apostar por el factor humano”.

Pueden ser las historias que guardan los pozos o “lo trendy” del patrimonio, pero lo cierto es que un doce por ciento de los turistas que van a museos en Asturias escogen ya salas de temática minera o industrial. Y no es una moda pasajera, según Pey: “Hay que darle tiempo, porque el tiempo tiene la virtud de convertir viejas fábricas en monumentos antiguos”.

Fuente: La Nueva España